Ayer me senté en una barra de café, el barista me miró y me dijo: “Alex, ¿tú eres sociólogo, no? tengo una duda ¿qué demonios hace un sociólogo?” y entonces, sonreí y medité la respuesta para volverla lo más simple y entendible que saliera de mi boca y después de razonar mil veces en sólo un segundo sólo le contesté: “La colectividad, los fenómenos que afectan a la sociedad” y sólo dijo: “¡Claro, por eso eres un gran publicista!”
Pero la respuesta va más allá y justo entraré en un proceso de justificación personal, crear un concepto publicitario es el resultado de todo tu contexto cultural: desde las conversaciones que tienes hasta los libros, las obras de teatro, los partidos de futbol, las cervezas que tomas en compañía y la música que te acompaña durante todo tu proceso creativo.
Los seres humanos somos el resultado de miles de batallas personales, de romances -fallidos o no- de una construcción exhaustiva que desde una perspectiva emocional genera detonantes únicos, la publicidad es una posibilidad para convertirse en un agente de cambio social.
La gran virtud es, la capacidad que tiene el ser humano de reinventarse, de ser inigualable y permitir que como diría la ley de la causalidad que toda causa tenga un efecto que genere un cambio. Entonces, me gusta pensar en la publicidad como un pretexto para cambiar el mundo que, por más poético que suene, es posible un mejor hoy con un mensaje adecuado.
La construcción del mensaje y la masificación de este, representan el gran reto, ¿cómo lograr que lo bueno se amplifique y lo malo se diluya? bueno, esa es una de las claves más importantes de la creación de una estrategia exitosa que consolida a una gran marca y se resume en: Necesitas historias que merezcan ser contadas.
Justo esa es la clave del storytelling, centrar una historia como un elemento fundamental de cada proceso dentro de la publicidad, pensemos en un guión cinematográfico o incluso en la forma en la que estamos contándole a una persona un suceso dentro de una conversación todas cuentan con una introducción, un nudo y un desenlace, lo majestuoso de la publicidad es que vuelves a la audiencia parte de tu mensaje, lo apropian, con una finalidad, generar una conciencia de consumo o aceptación del mensaje.
No sólo se trata de lanzar mensajes, se trata de saber qué quieres lograr en la audiencia ser responsable y entender que, puedes construir o destruir con sólo 10 segundos. Esa es la gran virtud que tiene la publicidad, el jugar con las emociones buscando un resultado.
La publicidad es una posibilidad para crear, educar y cambiar al consumidor, volverlo responsable y ético ante los nuevos retos que representa la consolidación de un producto.