Nunca tengas miedo de ser tu mismo, nunca tengas miedo de contar historias, porque siempre, detrás de lo que los demás consideran simple, se esconden historias maravillosas dignas de ser contadas, cuando te atreves a ver más allá, a liberarte de los prejuicios, sabrás que cada persona que forma parte de tu vida, tiene algo envidiable que dejarte, detrás de las mejores historias existe un pretexto de unión perfecta, la comida.

No existe encuentro perfecto sin comida, no existe romance que no comience con un ¿Quieres ir a cenar?, las pláticas más interesantes de nuestros días han sucedido mientras disfrutamos de nuestro platillo favorito. Somos seres que nacieron para contar y ser cómplices de miles de historias todos los días.

Detrás de un buen contador de historias siempre existe un acompañante perfecto, la curiosidad, aquella que te hace querer conocer a la persona que tienes frente a ti, que te envuelve para ser cómplice de lo que estás contando.

No existe mejor forma de contar una historia que ser parte de ellas, que generar empatía con los personajes centrales para lograr nuestro cometido: Ser personas que vivan una vida digna de ser contada.

Ser irreverente, ácido, extrovertido y sarcástico en ocasiones te genera ese toque fantástico para contar el día a día de la gente, Anthony Bourdain no sólo era un chef, era un amante de la comida, uno que nos brindaba lecciones en cada página que se atrevía a contar, tenía la facultad de causarnos amor, amor por los placeres sencillos.

Descanse en paz, un genio de la televisión, un hombre lleno de vida y sabiduría.